viernes, 5 de marzo de 2010

Begoña Vicente y los seguros

Estaba yo decidido, desde hace días, a escribirles algo acerca de esa nueva ‘Hacienda’ que nos ha salido en el trasero y que se hace llamar SGAE: Socios del Gañote, la Ambigüedad y el Estraperlo, que amenaza superar la voracidad de la otra, ya saben, aquella del ‘Somos Todos’.
Sin embargo, no puedo por menos que terciar en un asunto del que tuve conocimiento el otro día a través del artículo de una amiga y que me volvió a recordar que en este mundo todavía hay mucho miserable y que, entre todos, tenemos que eliminarlos de la faz de la tierra.
Begoña Vicente Ariza es una periodista, una madre de familia y una pedazo de mujer con un carácter de mucho cuidado, acostumbrada a luchar por todo porque nadie le ha regalado nada y que ha conseguido mucho sólo a base de tesón, fortaleza y pelea.
Hace algunos meses, precisamente merced a ese espíritu luchador, tuve conocimiento de que Begoña había tenido un cáncer, del que afortunadamente ha salido y que le va a servir para ser aún más peleona y más luchadora todavía, si es posible. Y lo tuve porque había prestado su imagen para una exposición fotográfica de la Asociación de Mujeres Mastectomizadas; guapísimas todas, por cierto.
Y el otro día, me enteré, ya digo, por un artículo suyo, de que la compañía de seguros con la que trabajaba, DKV, no sólo había pasado olímpicamente de ella cuando más la necesitaba, sino que, desde entonces, no ha parado de hacerle putadas (hay palabras más finas, pero no expresan exactamente lo que ésta), probablemente creyendo que podía aprovecharse de la indefensión que debe sentir alguien cuando está mirando frente a frente a la más terrible de las enfermedades.
Qué mala suerte la de estos tíos, porque mira por dónde han ido a dar con una señora que no se arruga ante nada, que en cada problema ve una oportunidad para saltar por encima y que, filosófica y metafóricamente, los tiene más o menos del tamaño de los del caballo de Espartero.
Y claro, por lo que me huelo, Begoña, que además de inteligente y tenaz, tiene un amplio dominio de los medios de comunicación, ha dado lo que puede ser su primer ‘bocao’, con un artículo de opinión que muchos de los millones de amigos que tiene hemos leído y que nos ha sublevado, sensibilizado, cabreado, avispado, erizado y, en definitivo, nos ha puesto las orejillas tiesas, no sólo para defender a una amiga, sino en general, al género humano ante quienes se creen que, sólo por ser más grandes y tener más dinero, pueden pisotear a quien pasa por delante.
Pues no, amigos, no. Entre otras cosas, porque la información fluye hoy de un modo cada vez más incontrolable y, por ejemplo, mi amiga Begoña y quienes la queremos tenemos a nuestra disposición un arma que ya ha tumbado a varias grandes compañías, como es Internet y las redes sociales.
Y una última cosa: siempre he pensado que para dedicarse a una actividad concreta hay que reunir unas mínimas condiciones de cuerpo, mente y espíritu; y que al igual que yo no puedo ser ‘pívot’ de la NBA por razones obvias, quienes carecen de sentimientos no pueden trabajar en una compañía de seguros médicos y mucho menos tirar del viejo truco de ser súper-amigos para cobrar y padecer Alzheimer a la hora de cumplir.
Pues lo dicho, Begoña, mucho ánimo y un beso fuerte, que estamos muchos contigo. Por cierto, de los otros ‘artistas’, de los de la SGAE, de esos les escribiré otro día, con más tiempo.

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